sábado, 8 de febrero de 2014

Experiencias del más alla: Realidad o alucinación previa a la muerte

En esta ocasión traemos un tema algo interesante para la ciencia y fascinante para el mundo espiritual, Experiencias del mas allá, o Experiencias cercanas a la muerte. 


De manera general, Las experiencias cercanas a la muerte o ECM (en inglés, near-death experiences, NDEs) son percepciones del entorno narradas por personas que han estado a punto de morir o que han pasado por una muerte clínica y han sobrevivido. Hay numerosos testimonios, sobre todo desde el desarrollo de las técnicas de resucitación cardiaca, y según algunas estadísticas, podrían suceder aproximadamente a una de cada cinco personas que superan una muerte clínica.
Estas ECM muy populares han sido tema de investigación para científicos y eruditos de la ciencia, tratando de dar una explicación, llegando a estas conclusiones:

Psicoanalítica

En 1976 se sugirió que la ECM era una forma de despersonalización, de disociación, que actúa como defensa ante la amenaza de muerte en situaciones de extremo peligro. Psiquiátricamente, la disociación se define como una respuesta adaptativa a un trauma físico o emocional intolerable y, según el DSM-IV, no debe ser considerada patológica por sí sola; para estimar su potencial “malignidad” con mayor precisión se cuenta con los cuestionarios DES y DES-T. La disociación es la capacidad de abstraerse de la realidad (verbigracia, alguien que está concentrado viendo la televisión); este tipo de respuesta aparece en algunas víctimas de trauma (secuestros, violaciones…) que, inconscientemente, intentan evitar esta realidad desagradable con fantasías más apacibles.

Respecto a esta teoría disociativa, Bruce Greyson publicó en el Lancet (2000) un artículo en el que busca una relación entre los trastornos disociativos, como patología psiquiátrica, y las ECM. Concluye que las personas que han sufrido una ECM obtienen mayores puntuaciones en los test DES que aquellas que no han tenido ninguna, si bien los valores se mantienen siempre por debajo del umbral de lo patológico. Otro estudio de Greyson, publicado en 2003, afirma que existen personalidades “proclives” a la ECM y, lo que es más curioso, que esta tendencia es independiente de la religiosidad.

De todas formas, y a pesar de esta aparente correlación entre ECM y disociación, no se trata del mismo tipo de fenómeno, ya que las ECM son percibidas como completamente reales, al contrario que la despersonalización típica. Así mismo, las ECM se diferencian de la despersonalización en que lo alterado no es el sentido de la identidad propia (la “yo-idad”), sino la asociación de esta identidad con las sensaciones corporales.

Otra hipótesis psicológica relacionada con las ECM, formulada por el científico Carl Sagan, mantiene que el sistema neurológico se reinicia tras la experiencia traumática de la muerte; por eso la luz al final del túnel es una regresión al momento del parto y la salida del útero, donde no hay luz, al exterior, fuertemente iluminado, a través del canal del parto, y las personas conocidas serían las figuras de los padres y la sensación de bienestar la suministrada por las endorfinas de la leche materna. No obstante, esta teoría es inválida por dos razones: la primera es que un niño nunca nace mirando hacia delante sino exponiendo la coronilla, y la segunda es que la experiencia del viaje a través del túnel la han sufrido también personas que han nacido por cesárea; sí sería viable si se extiende el momento del parto a experiencias un poco posteriores en la manera en que puede interpretarlas el cerebro de un feto recién nacido.7

Fisiológica

Primeramente se estableció la hipótesis de la anoxia. Esta analogía se dedujo por las similaridades entre las ECM y las G-LOC (Gravity-induced Loss Of Consciousness): cuando un piloto de avión de caza hace un pull-up, tirando fuertemente de los mandos para ascender, la fuerza centrífuga les empuja contra el asiento con una magnitud que es varias veces la de la gravedad, por lo que la sangre se les baja a los pies. Así, el cerebro se queda sin oxígeno y se produce lo que se llama un black-out: va desapareciendo la visión periférica, cerrándose el campo visual en un túnel hasta que, por fin, se pierde el conocimiento.

Así mismo, en una situación de hipoxia cerebral, la corteza visual se desinhibe, de modo que las neuronas empiezan a dispararse anárquicamente. Dado que el 90% de las células de la retina (y, por tanto, del córtex visual) están en la fóvea, en la región central del campo visual, la percepción que se tiene de ese disparo aleatorio es la visión de un centro más iluminado que se va ampliando según más células empiezan a descargar.

Se ha intentado refutar esta teoría de la anoxia basándose en que las personas que han sufrido una ECM han sido capaces de razonar con claridad, mientras que en la hipoxia sabemos que ocurre lo contrario, pues se caracteriza por una capacidad de juicio reducida y un pensamiento errático. Sin embargo, quien dijo esto no tuvo en cuenta que esa clarividencia no se ha determinado objetivamente, sino que se basa en la impresión subjetiva de quien ha sufrido la ECM, en cuyo caso sí concordaría. De hecho, ese es el principal problema de los pilotos que vuelan en condiciones de bajo oxígeno: su capacidad mental está disminuida, pero ellos se sienten eufóricos, “iluminados” (parecido a una borrachera).

En cualquier caso, de momento podemos explicar la visión de túnel, pero no otros fenómenos como las visiones divinas y los flashbacks de memoria. En este sentido, ciertos trastornos epileptiformes del lóbulo temporal se han asociado con la aparición de sentimientos místicos, los mismos que en la ECM. Y esta región cerebral es especialmente sensible a la anoxia que ocurre en una situación de hipoperfusión, lo cual apoyaría la teoría.

Respecto a las sensaciones de bienestar y paz, se ha especulado con la secreción endógena de endorfinas. Esto concordaría con el hecho de que aquellas personas en las que se ha empleado naloxona (un antagonista de endorfinas) durante la reanimación reportan ECM’s más bien desagradables.

Y, por último, algunos investigadores han relacionado las ECM con la secreción de serotonina, que explicaría las OBE’s y las alucinaciones místicas. Otros, por su parte han dicho que podía tratarse de un trastorno disociativo análogo al producido por la ketamina, pasando por alto que las alucinaciones de ésta tienden a ser terroríficas e irreales.

En cualquier caso, de todas las explicaciones proporcionadas sobre una base fisiológica, no todas parecen plausibles, y, de las verosímiles, ninguna cubre todos los sucesos que ocurren en una ECM. Además de que también hay descritas ECM’s en ausencia de daño físico, donde la relevancia de estos mecanismos fisiológicos quedaría muy en entredicho.

Visión global y espiritual

Dado que estas posturas científicas carecen de fundamento determinante, nos remitimos a los puntos de vista espirituales, para ello referenciamos al Parroco  ÁNGEL PEÑA que en el 2008 publicó su obra "Experiencias del más allá" en ella copila una serie de testimonios bien fundamentados que dejan mucho sobre la existencia de Dios, nuestro padre celestial, el cielo, la muerte y el infierno. Esta obra esclarecerá de manera determinante las ideas sobre estas experiencias que aún la ciencia no ha podido explicar. Angel Peña escribe:

Este libro lo he escrito, pensando en tantos que no creen en la vida futura ni en el más allá. Pero igualmente servirá a aquellos que, aún diciéndose creyentes, necesitan un estímulo para vivir mejor la vida presente, ya que Dios nos espera con los brazos abiertos para recibirnos con todo su amor a nosotros sus hijos. Y nosotros debemos responder a su amor con nuestro amor, para que, en el momento de nuestra revisión final de vida, podamos sentirnos orgullosos de cómo hemos vivido y no tengamos que lamentarnos de algo que ya no podemos enmendar.

De todos modos, Dios siempre nos espera con amor, dispuesto a perdonarnos. Él es Amor y Misericordia para todos, incluso para los más grandes pecadores y delincuentes. Sin embargo, no hay que olvidar que también es justicia y que, para disfrutar de la plena felicidad del cielo, debemos estar totalmente limpios y puros. Lo cual significa que podemos necesitar un tiempo de purgatorio o de purificación. Quienes no aceptan a Dios y lo rechacen, ellos mismos se estarán fabricando su infierno, al vivir lejos de Dios, sin su amor, y en compañía eterna de los demonios.

El infierno existe, al igual que el cielo y el purgatorio. Esto lo comprobaremos de modo  existencial, no con documentos de la Iglesia o vidas de santos, sino con experiencias de personas, que han podido vislumbrar un poco del más allá, al ser dados clínicamente por muertos.

Para todos los lectores, les deseo un buen viaje por estas páginas y que su lectura les haga comprender la importancia de la vida presente y la necesidad de tomarla en serio para vivir bien de cara a la eternidad que nos espera.

Compilación de ECM.


Saludos

NGCientificos

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