En esta ocasión traemos un tema algo interesante para la ciencia y fascinante para el mundo espiritual, Experiencias del mas allá, o Experiencias cercanas a la muerte.
De manera general, Las experiencias cercanas a la muerte o
ECM (en inglés, near-death experiences, NDEs) son percepciones del entorno
narradas por personas que han estado a punto de morir o que han pasado por una
muerte clínica y han sobrevivido. Hay numerosos testimonios, sobre todo desde
el desarrollo de las técnicas de resucitación cardiaca, y según algunas
estadísticas, podrían suceder aproximadamente a una de cada cinco personas que
superan una muerte clínica.
Estas ECM muy populares han sido tema de investigación para
científicos y eruditos de la ciencia, tratando de dar una explicación, llegando
a estas conclusiones:
Psicoanalítica
En 1976 se sugirió que la ECM era una forma de
despersonalización, de disociación, que actúa como defensa ante la amenaza de
muerte en situaciones de extremo peligro. Psiquiátricamente, la disociación se
define como una respuesta adaptativa a un trauma físico o emocional intolerable
y, según el DSM-IV, no debe ser considerada patológica por sí sola; para
estimar su potencial “malignidad” con mayor precisión se cuenta con los
cuestionarios DES y DES-T. La disociación es la capacidad de abstraerse de la
realidad (verbigracia, alguien que está concentrado viendo la televisión); este
tipo de respuesta aparece en algunas víctimas de trauma (secuestros,
violaciones…) que, inconscientemente, intentan evitar esta realidad
desagradable con fantasías más apacibles.
Respecto a esta teoría disociativa, Bruce Greyson publicó en
el Lancet (2000) un artículo en el que busca una relación entre los trastornos
disociativos, como patología psiquiátrica, y las ECM. Concluye que las personas
que han sufrido una ECM obtienen mayores puntuaciones en los test DES que
aquellas que no han tenido ninguna, si bien los valores se mantienen siempre
por debajo del umbral de lo patológico. Otro estudio de Greyson, publicado en
2003, afirma que existen personalidades “proclives” a la ECM y, lo que es más
curioso, que esta tendencia es independiente de la religiosidad.
De todas formas, y a pesar de esta aparente correlación
entre ECM y disociación, no se trata del mismo tipo de fenómeno, ya que las ECM
son percibidas como completamente reales, al contrario que la
despersonalización típica. Así mismo, las ECM se diferencian de la
despersonalización en que lo alterado no es el sentido de la identidad propia
(la “yo-idad”), sino la asociación de esta identidad con las sensaciones
corporales.
Otra hipótesis psicológica relacionada con las ECM,
formulada por el científico Carl Sagan, mantiene que el sistema neurológico se
reinicia tras la experiencia traumática de la muerte; por eso la luz al final
del túnel es una regresión al momento del parto y la salida del útero, donde no
hay luz, al exterior, fuertemente iluminado, a través del canal del parto, y
las personas conocidas serían las figuras de los padres y la sensación de
bienestar la suministrada por las endorfinas de la leche materna. No obstante,
esta teoría es inválida por dos razones: la primera es que un niño nunca nace
mirando hacia delante sino exponiendo la coronilla, y la segunda es que la
experiencia del viaje a través del túnel la han sufrido también personas que han
nacido por cesárea; sí sería viable si se extiende el momento del parto a
experiencias un poco posteriores en la manera en que puede interpretarlas el
cerebro de un feto recién nacido.7
Fisiológica
Primeramente se estableció la hipótesis de la anoxia. Esta
analogía se dedujo por las similaridades entre las ECM y las G-LOC
(Gravity-induced Loss Of Consciousness): cuando un piloto de avión de caza hace
un pull-up, tirando fuertemente de los mandos para ascender, la fuerza
centrífuga les empuja contra el asiento con una magnitud que es varias veces la
de la gravedad, por lo que la sangre se les baja a los pies. Así, el cerebro se
queda sin oxígeno y se produce lo que se llama un black-out: va desapareciendo
la visión periférica, cerrándose el campo visual en un túnel hasta que, por
fin, se pierde el conocimiento.
Así mismo, en una situación de hipoxia cerebral, la corteza
visual se desinhibe, de modo que las neuronas empiezan a dispararse
anárquicamente. Dado que el 90% de las células de la retina (y, por tanto, del
córtex visual) están en la fóvea, en la región central del campo visual, la
percepción que se tiene de ese disparo aleatorio es la visión de un centro más
iluminado que se va ampliando según más células empiezan a descargar.
Se ha intentado refutar esta teoría de la anoxia basándose
en que las personas que han sufrido una ECM han sido capaces de razonar con
claridad, mientras que en la hipoxia sabemos que ocurre lo contrario, pues se
caracteriza por una capacidad de juicio reducida y un pensamiento errático. Sin
embargo, quien dijo esto no tuvo en cuenta que esa clarividencia no se ha
determinado objetivamente, sino que se basa en la impresión subjetiva de quien
ha sufrido la ECM, en cuyo caso sí concordaría. De hecho, ese es el principal
problema de los pilotos que vuelan en condiciones de bajo oxígeno: su capacidad
mental está disminuida, pero ellos se sienten eufóricos, “iluminados” (parecido
a una borrachera).
En cualquier caso, de momento podemos explicar la visión de
túnel, pero no otros fenómenos como las visiones divinas y los flashbacks de
memoria. En este sentido, ciertos trastornos epileptiformes del lóbulo temporal
se han asociado con la aparición de sentimientos místicos, los mismos que en la
ECM. Y esta región cerebral es especialmente sensible a la anoxia que ocurre en
una situación de hipoperfusión, lo cual apoyaría la teoría.
Respecto a las sensaciones de bienestar y paz, se ha
especulado con la secreción endógena de endorfinas. Esto concordaría con el
hecho de que aquellas personas en las que se ha empleado naloxona (un
antagonista de endorfinas) durante la reanimación reportan ECM’s más bien
desagradables.
Y, por último, algunos investigadores han relacionado las
ECM con la secreción de serotonina, que explicaría las OBE’s y las
alucinaciones místicas. Otros, por su parte han dicho que podía tratarse de un
trastorno disociativo análogo al producido por la ketamina, pasando por alto
que las alucinaciones de ésta tienden a ser terroríficas e irreales.
En cualquier caso, de todas las explicaciones proporcionadas
sobre una base fisiológica, no todas parecen plausibles, y, de las verosímiles,
ninguna cubre todos los sucesos que ocurren en una ECM. Además de que también
hay descritas ECM’s en ausencia de daño físico, donde la relevancia de estos
mecanismos fisiológicos quedaría muy en entredicho.
Visión global y espiritual
Dado que estas posturas científicas carecen de fundamento
determinante, nos remitimos a los puntos de vista espirituales, para ello
referenciamos al Parroco ÁNGEL PEÑA que
en el 2008 publicó su obra "Experiencias del más allá" en ella copila
una serie de testimonios bien fundamentados que dejan mucho sobre la existencia
de Dios, nuestro padre celestial, el cielo, la muerte y el infierno. Esta obra
esclarecerá de manera determinante las ideas sobre estas experiencias que aún
la ciencia no ha podido explicar. Angel Peña escribe:
Este libro lo he escrito, pensando en tantos que no creen en
la vida futura ni en el más allá. Pero igualmente servirá a aquellos que, aún
diciéndose creyentes, necesitan un estímulo para vivir mejor la vida presente,
ya que Dios nos espera con los brazos abiertos para recibirnos con todo su amor
a nosotros sus hijos. Y nosotros debemos responder a su amor con nuestro amor,
para que, en el momento de nuestra revisión final de vida, podamos sentirnos
orgullosos de cómo hemos vivido y no tengamos que lamentarnos de algo que ya no
podemos enmendar.
De todos modos, Dios siempre nos espera con amor, dispuesto
a perdonarnos. Él es Amor y Misericordia para todos, incluso para los más
grandes pecadores y delincuentes. Sin embargo, no hay que olvidar que también
es justicia y que, para disfrutar de la plena felicidad del cielo, debemos
estar totalmente limpios y puros. Lo cual significa que podemos necesitar un
tiempo de purgatorio o de purificación. Quienes no aceptan a Dios y lo
rechacen, ellos mismos se estarán fabricando su infierno, al vivir lejos de Dios,
sin su amor, y en compañía eterna de los demonios.
El infierno existe, al igual que el cielo y el purgatorio.
Esto lo comprobaremos de modo
existencial, no con documentos de la Iglesia o vidas de santos, sino con
experiencias de personas, que han podido vislumbrar un poco del más allá, al
ser dados clínicamente por muertos.
Para todos los lectores, les deseo un buen viaje por estas
páginas y que su lectura les haga comprender la importancia de la vida presente
y la necesidad de tomarla en serio para vivir bien de cara a la eternidad que
nos espera.
Compilación de ECM.
Saludos
NGCientificos
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